domingo, 9 de diciembre de 2012

'el Tornado con Turbante' Fauja Singh      es el hombre más anciano que completa la prueba de 42 kilómetros

El keniano Kenneth Mungara ganó el domingo por cuarta vez el maratón de Toronto, con un tiempo de dos horas, nueve minutos y cuarenta y nueve segundos. Pero buena parte del público en la ciudad canadiense, y también un montón de personas en otros lugares del planeta, estaban pendientes de otro hombre mucho más lento y muchísimo más viejo: Fauja Singh tardó más de ocho horas en completar el recorrido y atravesó la meta caminando, pero lo importante es eso, que llegó, y se convirtió así en el primer centenario que termina los 42 kilómetros y 195 metros de esta prueba. «Conseguir esto va a ser como casarse de nuevo», dijo alborozado a su entrenador cuando enfilaba la recta final.
A Fauja le apodan 'el Tornado con Turbante' por su inconfundible estampa en las carreras: siempre con el cabello cubierto, como manda la religión sij, aunque en alguna competición en Estados Unidos haya habido indocumentados que le gritaban «Osama». El maratón ni siquiera fue su única prueba de la semana. El jueves, como calentando motores, batió buena parte de los récords existentes para corredores de su edad, y también alguno inexistente hasta ahora: desde los cien metros, que hizo en 23,14 segundos, hasta los 5.000, en los que invirtió 49 minutos y 57 segundos. Uno de sus lemas es que continuará corriendo hasta que muera, aunque en alguna ocasión ha ido todavía más lejos: «Intentaré seguir corriendo después de muerto», ha declarado. De momento, tras cumplir su sueño de entrar en el Guinness, se ha buscado un nuevo objetivo para mantenerse animado: quiere ser uno de los relevistas que porten la antorcha de las Olimpiadas del año que viene en Londres, como hizo en Atenas en 2004, cuando era un chaval de 93 años.
Fauja es un atleta tardío. De joven solía correr en su aldea natal de la India, en el Punyab, y aún quedan paisanos que recuerdan verlo galopar de un lugar a otro, pero la familia y el trabajo en el campo fueron arrinconando esta afición. La recuperó cuando ya era octogenario, deprimido por las muertes de su esposa y su hijo Kuldip y por la tediosa vida de jubilado en casa de otro de sus hijos, en el barrio londinense de Ilford. «Podía hacer dos cosas, dormir o correr, y elegí la segunda», resume, espantado por los hábitos de la tercera edad en Occidente: «La mayoría come demasiado, no se mueve y se desplaza solo en coche. Eso hace que enfermen. A mí estar sentado en casa me mataba». Empezó desafiando a otros ancianos del vecindario. Si los veía en buena forma, iba planteándoles distancias cada vez más largas, pero ese sistema de retos pronto dejó de satisfacerle. Un día vio un reportaje televisivo sobre el maratón y supo que eso era lo suyo: corrió el primero con 89 años y, desde entonces, no ha parado.
Con David Beckham
Aunque dona todo lo que recauda a entidades solidarias, Fauja siempre hace hincapié en cuánto le ha dado el atletismo: «Si no hiciese esto, ¿cómo iba a tener un hombre como yo, de mi edad, la oportunidad de recorrer las calles del mundo?», se pregunta. También admite que le encanta el aplauso: «Necesitamos atención, como los niños, y correr me brinda eso». Su figura se ha vuelto muy popular en el Reino Unido, hasta el punto de protagonizar en 2004 una campaña de Adidas junto a David Beckham: «Mis nietos me dijeron que era un chico muy famoso que jugaba al fútbol», comentó entonces. Adidas bautizó un modelo de zapatillas con su nombre, aunque él suele preferir «las que llevan la pantera», su manera de referirse a Puma. También se ha publicado su biografía, un librito que le tiene a la vez orgulloso y frustrado, porque es analfabeto y no puede leerlo. «Habría sido mejor hacer caso a mis mayores e ir a la escuela», recapacita a estas alturas.
Resulta inevitable concluir este tipo de historias con la gran pregunta: ¿cuál es el secreto, qué ha hecho Fauja para dar esquinazo a la decrepitud? Para empezar, entrena a diario unos quince kilómetros, corriendo o caminando: «Y, si me canso, utilizo mi pase de autobús», detalla. También tiene la costumbre de embadurnarse todas las mañanas con aceite para bebé. Su dieta, asombrosamente frugal, es vegetariana y evita las frituras y alimentos como la coliflor o el arroz. Detesta los gimnasios, porque «no nutren a la vez el cuerpo y el alma». Y, como devoto sij, atribuye todo el mérito a su dios, con quien habla mientras compite. Probablemente nada de esto nos funcionará a ninguno de nosotros, pero quizá nos venga bien atender al corazón de su filosofía, tan válido para correr maratones con cien años como para, simplemente, vivir lo que nos toque: «Debes mantener tu mente feliz».

FAUJA SINGH: EL CORREDOR MAS VIEJO DEL MUNDO



               En este video podemos ver cómo Fauja Singh hace ejercicios de calentamiento antes de salir a su rutina.
Los ejecuta de forma sencilla, tranquila, pacífica y sin stress. Sería bueno exhibir el video en muchos gimnasios para que la gente no se angustie tanto con ejercicios que requieren mucha energía.                       .