- NUNCA ERES VIEJO PARA CORRER. TE HACES VIEJO AL DEJAR DE HACERLO.
- Paul Averhoff fue una leyenda como corredor de maratón. Incluso ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956. Pero los días de gloria han pasado. Ahora tiene más de 70 años y vive con su esposa Margot en un asilo donde para entretenerse solo puede elegir entre el coro o las clases de manualidades. Y no aguanta más. Como terapia se calza sus viejas zapatillas y ante el asombro de compañeros y cuidadores empieza a correr a diario por el parque de la residencia dispuesto a prepararse para la maratón de Berlín y repetir viejas hazañas. Con su empeño consigue el apoyo incondicional de “casi” todos sus vecinos de residencia. Pero las circunstancias propias de su edad le hacen caer en una gran depresión. Tendrá que buscar fuerzas para recuperar la ilusión, alcanzar su objetivo y cumplir la promesa que ha hecho a Margot. (FILMAFFINITY)
- Premios
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